Existen distintas formas de transmisión:
Contacto: mediante el contacto directo con piel, materia fecal o saliva de una persona afectada o indirectamente mediante una superficie que estuvo en contacto con ellos. (Ejemplo: cambio de pañales en una guardería).
Gotas de flugge: son las que se eliminan al hablar, toser o estornudar. Son grandes y pesadas por lo que sólo pueden trasladarse hasta 1,5 metros antes de caer al suelo. Estas deben ingresar a la vía aérea (nariz, boca) o a los ojos para contagiar.
Aerosoles: son partículas livianas que permanecen suspendidas en el aire por varios segundos o incluso horas y por lo tanto pueden propagarse más allá del metro y medio de distancia. El contagio puede ocurrir por estar en un mismo ambiente.
Además, existe la transmisión por vía sanguínea (hepatitis C y B y VIH) y en piel por el ingreso de bacterias propias de la flora microbiana.
Es evidente entonces que la transmisión de enfermedades ocurre con mayor frecuencia en personas con pobres hábitos de higiene o en niños pequeños que normalmente no respetan los espacios personales (durante el juego, por ejemplo), no se cubren al toser o estornudar, llevan los objetos a la boca, comparten juguetes, etc.